viernes, 30 de octubre de 2009

Estereotipo de un tipo sin stereo


Mi nombre es Proko, soy periodista, tengo treinta y pico de años, y soy soltero. Mi vida no está en su mejor momento: El año 2009 lo empecé mal y siguió peor. Pero este año cambio mi vida por completo, y recién ahora estoy empezando a ver las cosas diferentes.

Durante el 2008 era el periodista más popular de una revista de actualidad, hacía radio con Graciela Borges, era el productor periodístico de un programa de televisión que conducía Soledad Silveyra y dirigía a 17 actores en una obra que había escrito. Era un chico exitoso y feliz. Pero sobrecargado de obligaciones y no tenía ni tiempo para ir a terapia, ni pensar en mí.

Después de mi viaje espiritual por el Perú, y meditar en el Machu Pichu, el 25 de diciembre del 2008, sacaba por decimo año consecutivo las valijas de mi casa y me iba a cubrir el verano para la revista en la que trabajaba.

Seis temporadas en los teatros de Mar del Plata y cuatro temporadas en la Vip y obvia Punta del Este, donde la gente comé pollo y eructa caviar, se viste con harapos blancos de marcas caras y fuman flores para sentirse más volados y conectados con el universo.

El 31 de diciembre me enteró que alguien abrió mi ropero y se apodero de algunas cosas que tenía. - Me robaron y nadie se hizo cargo - .

No empecé bien el año y ya me quería volver a casa. Me habían robado sin forzar nada y no podía acusar a nadie. Entonces seguí sonriendo, y cubriendo fiestas, eventos y notas. La clave para conseguir todo era seguír sonriendo y mostrando mis virtudes de un tipo sociable y bueno. En realidad estar en Punta del Este me convenía por dos motivos. El primero eran los viaticos y el segundo, que para mi era el más importante, era sentirme acompañado.

En ese momento vivía solo, en mi PH de San Telmo, no tenía gato, ni perro que me acompañé. Ni tomaba mate y muy pocas veces me preparaba un café para chatear en las madrugadas en una línea de contactos gays o me conectaba al facebook para sentirme acompañado, pero muy rara vez concretaba una cita, porque los personajes que aparecían no eran de mi agrado, porque yo no creo en los estereotipos.

Porque un estereotipo es una imagen mental simplificada, negativa y peyorativa. Porque si yo digo que soy gay, todos van a pensar que soy amanerado (y yo detesto a los amanerados), ni tampoco me hago claritos en el pelo, ni voy a la peluquería, ni al gimnasio para ser una loca inflada con anabólicos. Me olvidaba, quizás soy diferente, porque yo no soy puto de nacimiento, porque yo tuve novias, salí con chicas, y cuando era chico soñaba con ponerme un corbatón y casarme. Pero eso es parte del pasado. Ahora prefiero a los chicos.

Tampoco detesto a las mujeres como muchos gays, las mujeres me encantan y son mis mejores amigas. Tampoco tengo una amiga gorda como la mayoría de los putos. Mis amigas son Diosas y calientan a los hombres. Lo que más me gusta de mis amigas es que puedan hablar adelante mío sin tener miedo a ser juzgadas, porque yo las escucho y las entiendo cuando tienen el corazón emparchado o se quejan porque no llegaron al orgasmo al mismo tiempo que su pareja. Entiendo sus desilusiones y no me siento un guacho banana. Tampoco por meterme en chats gays o en línea de contactos signifique que sea un tipo promiscuo.

Yo soy un hombre que busca amar y que lo amen.

Así empieza este viaje, tratando de recordar la letra que alguna vez me olvide…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estereotipo de un tipo sin stereo..

Me encantan tus reflecciones, comparto....
Un abrazo de un desconocido transeunte de la net....

Alek